Su nombre es, Kiko.

Después de ir haciendo fotos por horas a algunos de los participantes al paseo y del largo camino que hicimos para llegar al puerto de Ensenada, nos tomamos un merecido descanso,  tranquilamente nos fuimos caminando hasta el  embarcadero, ya estabamos cansados pero a nuestro alrededor, el hermoso paisaje  nos daba las fuerzas para seguir  andando y  disfrutar de aquel lindo lugar.  Y fue entonces cuando nos encontramos a Kiko, un   hermoso Lebrel Afgano [Afghan Hound], me gustan mucho los perros, pero tampoco  me confió de ellos, hasta saber como es su carácter ante la gente.

 Está foto fue minutos antes de que mi hijo le pidiera autorización al  dueño de Kiko para  hacerle un video, Kiko, muy educado posó ante la señora  y ante mi hijo, pero a la hora que mi hijo le quiso acariciar, este se le dejó ir con su nariz a la mano de mi pequeño, me asusté tanto, que al gritar deje caer mi cámara, el dueño de Kiko, me dijo tranquila, Kiko no muerde, es sólo que no le gusta que se le acerquen  tanto, ni que lo acaricien,  y el les pone un alto con su nariz, pues tremendo susto me ha sacado este hermoso Kiko le dije, así que en ese instante,  le volví a recordar a mi hijo, que jamás, se toca un animal sin antes saber como es su reacción ante las personas, ya que los animales tienen a veces un carácter muy voluble. 

Seguimos caminando, mi hijo y sobrino se adelantaron paseando en su scooter, yo miraba alrededor del embarcadero,   y me detenía a observar  a Kiko que venía tras de mí, el lugar estaba custodiado por guardías de seguridad, esa noche un gran cantante [El Buki]  tendría un concierto,  y mientras el dueño de Kiko, también observaba, aproveché e hice unas cuantas fotos más.

A mi cámara no le paso nada, ya que fue una de esas pocas veces que la llevaba colgada al cuello.

Kiko, ese es su nombre.